martes, 23 de septiembre de 2008

Una segunda vida


Si eres fan de películas como Matrix o Johnny Mnemonic te va a encantar este juego: Second Life. Normalmente no soy fanático de los video juegos, pero este realmente me impresionó.

Con gráficos en 3D pretende recrear ciudades virtuales, donde interactúas con gente de verdad, pero caracterizados por personajes en 3D. Recuerdo que en 1998 tuve mi primer juego por el estilo, The Sims. Tenía que construir mi propia casa e interactuar con el resto de vecinos, generados por el mismo programa. Ahí era donde perdía la gracia, porque los personajes con los que interactuaba no eran controlados por otras personas, sino por una máquina.

Ahora con Second Life van a otro nivel. Todos los personajes son controlados por otras personas, “reales”, no por el software. Es por eso que este juego está basado en “el servidor” y no en “el cliente” (la maquina del usuario), a diferencia de The Sims. De esta forma todos los “habitantes” de este mundo virtual se mueven dentro de los servidores de Linden Lab, la compañía que ingenió este juego, y que ahora se ha transformado en algo mucho más que un juego.

Lo último es la creación de Second Life Grid, es una comunidad virtual donde se congregan muchas de las compañías que existen en el mundo real, como IBM, Nestlé, Intel y otras muchas multinacionales. En este nuevo mundo virtual se juega con los productos comerciales del “real”, pero también aparecen nuevos, solo vistos del otro lado de la pantalla.

Pero no solo el comercio saca beneficio de estos mundos virtuales. Algunas universidades ya están haciendo pruebas en esta otra dimensión. Tal es el caso de la Universidad de Princeton (USA), que ha creado su propia isla virtual llamada Princeton University Island.

En esta isla virtual los estudiantes han creado una réplica en 3D de su propia universidad, incluyendo las salas de conferencias. Y no se trata solamente de una réplica física, también allí se desarrollan actividades, como en el mundo real. Hay conferencias, lecciones, exposiciones de arte, todo Princeton.

El año pasado Second Life comenzó a mezclarse con la vida real. Telecom Italia creo su propio mundo virtual y con ello un nuevo servicio que permitía intercambiar SMS con los teléfonos reales de los usuarios de Second Life. Había un número de teléfono de uso exclusivo dentro de Second Life, pero que podía comunicarse con el “exterior”. Una ingeniosa mezcla, tal como sucede en la novela Snow Crash de Neal Stephenson, de donde se inspiró este juego.

Y es que Second Life ya se ha convertido en un negocio, en el mundo real. Para comprar cosas en Second Life necesitas dinero virtual, llamado Linden Dollars, pero para tener ese dinero tienes que usar dinero real. 1 dólar equivale a 270 linden dollars. 

Personas como Ailin Graef, cuyo sobrenombre en Second Life es Anshe Chung, ha construido, diseñado, vendido y rentado edificios en Second Life creando para sí una pequeña fortuna de algo más de un millón de dólares. Todo esto lo logró en tan solo 30 meses y partiendo de unos míseros 10 dólares. También ha inventado y distribuido sus propios productos, y colaborado con instituciones educativas y culturales. Todo en Second Life.

Existe otra versión de Second Life pero enfocada solo al sexo, llamada Red Light Center. En ella cualquier persona puede ser una “dominatrix “ o cualquier roll que quiera asumir sexualmente. Por su alto contenido sexual es un juego netamente para adultos (a diferencia de Second Life que abarca, sin complejos, todas las edades).

Ya me imagino dentro de 10 ó 15 años, o menos quizás, cuando las conexiones de internet a alta velocidad y las computadoras cada vez más veloces y baratas, nos permitan trabajar y estudiar en un mundo 3D desde cualquier lugar del planeta. Estos mundos virtuales, en una década, cambiarán la forma de relacionarnos, laboral y académicamente, y ni qué decir de los amigos y la familia.

Ingresé a Second Life a través de una guía ubicada en La Coruña (España). Me llevó por este nuevo mundo, virtual, a través de una ventana de chat, que contiene el mismo programa. Íbamos cara a cara, virtuales. Al final la ficción se mezcló con la realidad e intercambiamos nuestros messengers. Ahora, mantenemos una comunicación persona a persona, sin dibujos en 3D. Al parecer los seres humanos por mas ambientes simulados que nos pongan, terminamos buscando la realidad.

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